EMPERADOR DE LOS CIELOS
Majestuoso y Dios señor del
universo
responsable del calor de
nuestras vidas,
que le das el rosicler a la
mañana
despertando en cada uno la
sonrisa.
Fuiste el padre indiscutible
de los astros,
venerado por los pueblos
panteístas,
y has quedado entre las capas
seculares
como Inti, dicho en quechua
por los Incas.
Sos la lumbre del candor en
la alborada
y el espíritu implacable que
domina,
cuando estás en el cenit, de
punta y hacha,
para irte en el ocaso hasta
otro día.
Sos la luz, sos el calor y la
esperanza,
que el labriego pone en ti y
en la semilla,
con el brote que en el trigo
se hace flor,
madurando en el dorado de la
espiga.
Vos pusiste la inocencia
enamorada
a la noche que hace gala en
su carisma,
con la luna, que al ser
hembra se sonroja,
cuando llena te refleja desde
arriba.
Oh. mi sol, mi eterno y
mágico esplendor,
sos el amo de la tierra y sos
la vida,
te agradezco en homenaje con
mis versos,
cada vez que das la luz, a un
nuevo día.
Néstor Cuenca