martes, 27 de abril de 2010

Algo de mí

Semblanza

Sofocao por el calor
que acecha el clima de enero
cuando febo en su esplendor
viene fundiendo parejo,
desplomao en un cajón
con un cuero de cordero
miraba pasar la vida
mateando bajo el alero,
y entre amargos y silencios
se me planta algún recuerdo
que me lleva a un por qué
soy de gaucho sentimiento.

No me he criao entre fogones
ni es que soy de campo adentro
pero ya cuando muchacho
champurreaba algunos versos.
Será porque en mi familia
memorándolo a mi abuelo
a muchos les escuchaba
estrofa de sus recuerdos.

Tal vez tenga algo en mi
en las venas de mi cuerpo,
un rebrote de la sangre
reverdeciéndose a pleno,
¿Será un alma de ese ser,
mezcla de indio y europeo?,
aquel que llamamos gaucho
de piel curtida y moreno
que se habrá plantao en mí
pa' poder ir resurgiendo.

O simplemente tal vez
soy paisano de este pueblo
que refleja en su cantar
las cosas del pensamiento
Y de ahí será en cuestión
que sentao en algún güeso
de una cabeza de vaca
me gusta estar junto al fuego.

Por eso es que aquí bien firme
hablándoles muy sincero
les dejo esta versión
como si juera un floreo.
Tendré que luchar muy duro
mesturao con lo moderno
pero tengo mucha fuerza
y hasta un criollo sentimiento,
y ansí, cuerpeando los años
mientras a mi me dé el cuero
voy a seguir por la güella
aunque el barrial sea espeso.

Y andaré por todas partes
como paisano surero
en donde haiga un sendero
desde La Quiaca a Malvinas
tranqueando nuestra Argentina
diciendo versos camperos.
nestor-cuenca.blogspot.com

Para una milonga a "La Plata"

Milonga Platense

Milonga de son campera
plantá tu estirpe con garra,
y hacé temblar mi guitarra
con vibraciones sureras.
Vení invitando a quien quiera
y entreveralo a florear,
que se empiece a preparar
aquel que unos versos trence,
pa’ la milonga platense
que ya me pongo a cantar.

Traés herencia pampeana
capital de Buenos Aires,
que asentada con donaire
erguís tu estampa galana.
Tenés el alma pampeana,
y de gaucha, el corazón
por ser hembra, la creación
que como criolla nos diste,
si de tu vientre pariste
festejar la tradición.

Sos la cuna del saber
de mente clara y despierta,
con facultades abiertas
para el que quiere aprender.
Un perfume de mujer
que en tilos te identifica,
carisma de patria chica
de aguerridos inmigrantes
que han forjado en tu semblante
la impronta que lo rubrica.

Hay un ser particular
en la gente que te habita,
donde se ve y se palpita
un encanto singular.
Y hasta algo peculiar
donde uno se despacha
y hasta la vista se empacha
enancándose en un sueño,
con la cadencia de ensueño
del andar de tus muchachas.

Velay, La Plata ciudad,
que lindo haberte cantado,
y a todos los que han floreado
se agradece de verdad.
Con aire de calidad
por tus calles arboladas,
y plazas iluminadas
donde la gente trasnocha. . .
mil gracias a Dardo Rocha,
por esta ciudad soñada.
nestor-cuenca.blogspot.com

martes, 13 de abril de 2010

Un cuento muy cortito "Inconformista"


Inconformista


Mejor le pongo un tronco más grande, a ver si así se templa un poco la casa, tan solo, algunos de los últimos rayos de sol vinieron a acompañarme, como queriendo avisar que hay un poco de humo, pero no importa, habrá que aguantarse.
Hice todo lo que pude para arreglar la estufa, lo traje al albañil que le hizo unas reformas, y nada; lo mismo que con la luz, lo traje al electricista, y dijo que lo mejor es alternar los distintos tipos de lámpara, que de ser posible, mezclar luz blanca y luz ámbar, con luz día y que sé yo. . .
Le dije que haga lo que tenga que hacer, y tampoco, igual que el médico, ese, es otro; él dice que no siento el gusto de las cosas por el cigarrillo, que no sé que pasa con el alquitrán, y yo le pongo tanto azúcar al mate que hasta me está descompensando el organismo, y sin embargo, fumo muy poco, prácticamente nada.
Y aprieto el tronco contra el fuego tratando llevarlo bien al fondo, a ver si así sale menos humo, ah!.. dijo el albañil que la estufa está bien, que el que quiere hacer más fuego de lo que corresponde soy yo.
Lo hablé con un arquitecto, y me dijo que existe una relación (puerta – chimenea), que eso es inalterable, y que además el fuego tiene que ser relacionado a su tamaño, pero yo tengo frío.
La vez pasada, unos amigos la elogiaban tanto, que... ¡cómo calienta!, al igual que toda esa parafernalia lumínica de galáctico diseño que hizo el electricista, pero sin embargo, yo digo que a esta luz, le falta un brillo especial.
Y así estoy, en penumbras, intentando saborear un mate insulso, todo arropado contra el fuego, pensando: ¡como cambió mi vida desde que vos te fuiste!
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Una poesía para milonga "Papel de diario"

Papel de diario

Vení milonga campera,
quiero oír tus vibraciones,
traé del tiempo tus sones
que acá mi pluma te espera.
Por milonga corralera
va este ritmo centenario
que viene a mi comentario
de las actuales cuestiones,
cantándole a las funciones
que tiene el papel de diario.

Lo primero que se busca
si se trata de hacer fuego,
es un diario desde luego
y unas que otras charamuscas.
Al vidrio, pa’ que se luzca
diario húmedo se emplea,
si no quiere que se vea,
con diario es que lo tapamos,
siempre función le encontramos
aunque tal vez no se lea.

Te han doblado muy chiquito
de hacer falta un espesor.
Y yo lo he visto al pintor
hacer con diario un gorrito.
También has sido barquito.
Fuiste parte de los cuetes.
Y supiste ser juguete
de entusiasmado cariño,
en la ilusión de los niños
subiendo en un barrilete.

Varios auto’enmascarastes
preparados pa’ pintar.
Y a los platos pa’ llevar
vos papel los separastes.
Muchos bolsos rellenastes
pa’ que se puedan vender.
Y hasta es cosa de no creer,
que al desarmar muebles viejos,
siempre de tras del espejo
algún diario suele haber.

Vos le abrigastes el pecho
a todo el que anduvo en moto.
Y al que supo andar de croto
lo acunastes en tu lecho.
Nadie te vio con despecho
si de envolver se trató.
Si algún zapato ajustó
con diario húmedo, fue.
Y quien no en papel mayé
lindos muñecos armó.

Así quise homenajearte,
dicho en milonga campera,
y como el tiempo no espera
me llevo el diario a otra parte.
Me despido al dedicarte
a aquel que con desimulo,
te fue arrugando, calculo
ajándote suavecito,
pa’ no andar mordiendo un grito,
si es que arrancás algún rulo.
cuetes : chohetes
mayé : maché nestor-cuenca.blogspot.com

Un cuento "Marcos"

MARCOS

¡Sentado!, esa es la imagen que aún perdura, es el recuerdo que me queda con el paso de los años, ¡ahí! sentado en ese cajón ya desvencijado por el tiempo, desvencijados los dos: (el cajón y él), aunque se nota que él había sido alto, de piel cobriza y algunos vestigios de rasgos quechuas, delgado, sin barba, aunque no era común encontrarlo afeitado, sus rodillas superaban en gran medida el nivel de ese cajón que a modo de blandura tenía un cuero de oveja.
Esta posición de rodillas elevadas daba la posibilidad de aprovechar para apoyar sus codos, mientras que sus manos extendían un pañuelo sobre el brasero.
Había que acercarse de costado a saludarlo y. . . no era muy amable para eso que digamos; yo diría que más bien, fue hombre de saludar erguido, con un apretón de manos, poniéndose el sombrero en el pecho y con un alegrón de saber que alguien venía a pedir una gauchada.
Eso se podía ver en su frente, cada arruga era una hendija que dejaba ver su pasado;
como el caso de un paisano vecino, que se llegó hasta su rancho con el caballo de tiro por que era animal muy inquieto, y resulta que Don Marcos con un cambio de pisada y unas vueltas murmurando alrededor, terminaba diciendo: -Solucionao Don Nicandro-.
Lo mismo sucedió con otro que le trajo un potrillo agusanado, entonces él, con sus tejes y manejes, hacía que los gusanos se salgan solos, y no vaya a ser cuestión que quisieran pagarle, de ninguna manera; por ahí le aceptaba un cigarro, pero para fumarlo mientras hablaban de caballos y demás.
Por otra, apenas se vislumbra un recuerdo cuando de chico, (huérfano él), criado en diferentes estancias, iba haciendo lo que podía, de los galpones a los corrales, boyereando, y en una fiesta meterse pasteles en un saco, que era de grandes dimensiones para su tamaño, pero era así, se ponía lo que le daban, y aprovechando entonces el tamaño de sus gigantes bolsillos, llevaba los pasteles a esconder, porque él, vivía galgueando, entonces guardaba, -pa’ cuando no haiga-.
También se puede ver cuando reunidos los mayores alrededor de un fogón, no faltaba aquella persona que . . . como queriendo saber su reacción, le convidara una pitada, pero éste,
además de aceptar, le prendió el cigarro del otro lado, (de travieso nomás), al quemarse la boca este mensual entre conversaciones paisanas optó por girarlo pensando que estaba al revés, pero se quemó nuevamente y refregándose la boca, se dio cuenta de la travesura, lo buscó con la mirada, pero ya se había ido, y moviendo la cabeza para ambos lados, mientras el resto de la rueda festejaba a carcajadas, dijo: ¡éste Marquito! . . . y aunque fuese una travesura, esto para él, ya era motivo suficiente de salir en busca de un nuevo lugar de trabajo.
En otra de esas se lo ve ya más grande y carretero, llevando bártulos de un pago a otro; este transporte tirado por bueyes y netamente argentino ya estaba en decadencia en ese entonces, de todos modos, fueron varios . . . los años en carreta que ocuparon su vida.
Él, no tenía nada material, solamente lo puesto, y lo más asombroso es que tampoco quería tener, pero se brindaba todo; es más, siempre tuvo su gallinero, su quinta y de una gran variedad de verduras y algunos frutos, pero nunca vendió nada, aún, cuando alguien venía en busca de algo para la olla.
Ante sus hijos era muy severo, sin muchos requisitos tal vez, pero guay que le vengan con quejas de alguno de ellos, los cuales tuvo muchos, (todos los que pudo).
Apegado a sus costumbres de la vieja usanza, se sintió acorralado cuando la población empezó a comprimirlo y . . . no lo soportó, y salió . . . salió como esa espina que clavada en la carne uno le ejerce presión con los dedos, hacia el único lado libre, en este caso,“el campo”; y allá estaba, solo, del otro lado de la cañada; debido a las empantanadas huellas, había que ir en carro a visitarlo, sus hijos iban de cuando en cuando y . . . como dijera Doña Celestina: -Chee . . . vayan a ver al viejo- . . . -llévenle ropa limpia-. Y allá se lo encontraba, se había hecho un ranchito de barro, y a su manera de ser, no le faltaba nada; entre algo que plantaba, algo que podía cazar, y si algún animal tenía, la podía rebuscar; siempre tenía grandes tortas fritas
colgadas de un alambre, tan grandes como el sartén lo permitía; luego de algunos mates, éstos emprendían el regreso, volviendo con zapallos, sandías, tomates y algunas tortas.
Pero el tiempo pasa y no hay duro que no se ablande ni rudo que no razone, y entonces, otro pago los vio llegar a gran parte de la familia, algunos de sus hijos ya habían formado la suya, y todo empezó nuevamente donde yo lo conocí.
Marcos, era una persona del dicho, el verso y el refrán a flor de labios, era el personaje del entretenimiento en cada reunión, no faltaba quien buscara un motivo para darle pie, o le preguntara: ¿como era Don Marcos aquella historia de esa vez que?. . . y eso ya era suficiente para que la fiesta tomara un rumbo campechano.
Él, era de un modo de vida muy sencillo; no había concepto ni filosofía, -pa’ que-, simplemente “sobrevivir”, eso es todo.
Aunque yo lo conocí en sus últimos tiempos, así y todo con su pila de años encima, tenía la estampa de alguien que había trajinado toda una vida pero con el espíritu suficiente para irse con sus costumbres a cuestas; todo eso se podía ver cuando yo, aún pequeño, me acercaba a darle un beso a mi abuelo, que estaba allí, sentado en ese cajón.
Me hubiese gustado haberlo conocido en su esplendor, el de sus años mozos, y acompañarlo sentado al pértigo talvez, en esos viajes que hacía, para charlar en criollo y trenzarme en versos; . . . pero cada uno de nosotros tenemos el destino marcado y posiblemente todo esto que yo veía, fue para que la rueda siga andando y entonces hoy, esté representado en mi persona en cada reunión de los pocos que van quedando en la familia.
La última vez que lo vi, estaba acostado; habíamos ido -“pa’ las casas”- (como dijera él), (esas casas, era el rancho de mis abuelos), donde todos los domingos se juntaba gran parte de la familia, pero esa vez había un panorama diferente, me dijeron: el abuelo se acostó ayer igual que siempre, se durmió y todavía no despierta . . .
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Un artículo ¿de donde venimos? "Amalgama"

¡ Amalgama !


Pareciera que a veces quedan dudas sobre nuestra identidad, como que no esta bien en claro de donde venimos, como se formó el ser argentino y fue macerándose con el correr del tiempo, entonces, para encarar este tema, los invito a remontarnos al siglo XVI, que así podemos empezar a darle forma a la cosa.
Tiempos en que nuestro territorio se veía invadido por distintos colonialismos europeos. Sin desviarnos del tema ante el avasallamiento nativo, pero sí destacando la cruza que se formara entre ambos continentes.
Sabido es que ya no quedan Querandíes, Charrúas, Onas, Huarpes, Comechingones, etc. pero por suerte si hay Mocovíes, Guaraníes y otras etnias. En fin solamente quise traerlos a la memoria para poder aclarar esta fusión.
Son demasiados los autores, viajeros, que nos dejaron su testimonio, en aquel entonces aquellos colonialistas eran en su mayor parte hombres, y sabemos que el primer trato con los nativos fue bueno.
De tal forma que ha llegado a llamarse por los mismos europeos como “el paraíso de Mahoma”.
¿Pero que pasaba con aquellos niños nacidos de esta cruza? (Madre aborigen con Padre europeo) vaya uno a saber como ha sido el trato, de todos modos, en todas partes se cuecen habas.
Recordemos que: según el ingeniero francés Alfredo Ebelot en los datos tomados en su viaje por estos pagos a mediado del 1800 nos cuenta en su libro La Pampa :
“Y ¡miren un poco cuántas complicaciones de besos furtivos y de chanzas inesperadas ocurren en los fenómenos de la creación de una raza! El tal cacique no era de sangre pura; su padre fue un francés quien habiéndose ganado la simpatía del cacique anterior, había solicitado y conseguido la más bonita de sus mujeres.”Dice Samuel Haigh en Bosquejos de Buenos Aires, Chile y Perú en 1818 refiriéndose a los malones de indios: “Matan todos los hombres, viejas y niños, y se llevan consigo las jóvenes que tienen la suerte de agradar a su fantasía,(...)”.Según Acarette en su libro Viaje al Río de La Plata y al Perú en sus dos viajes 1657 – 1659 y 1660 – 1663.“Los negros provienen de la Guinea; los mulatos son hijos de un español con una negra; los mestizos son nacidos de un español y una india; los zambos de un indio y una mestiza: todos se pueden distinguir por su color y sus cabellos.” (...) “De esta suerte, los españoles, los portugueses y sus hijos (entre los cuales los nacidos en el país son llamados criollos, para distinguirlos de los nativos de España) y algunos mestizos, forman la milicia, ...”.Concolorcorvo o sea: (Calixto Bustamante Carlos Inca) en El Lazarillo de ciegos caminantes en 1773 hace mención de mestizos en el “RESUMEN DEL NÚMERO DE ALMAS QUE EXISTÍAN” en el año 1770 en la ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María de Buenos Aires nos cuenta que: “también hay 8 compañías de indios y mestizos, de a 50 hombres, ídem.”Cuenta Yuyú Guzman (Nedy Beatriz Guzman de Toscano) en su libro Estancias de Azul que según Alfredo Vitón en “El Río de sangre” que son las memorias de los primeros pobladores de San Serapio Mártir del Arroyo Azul (Estancia San Luis) aclara : “E indica que no puede referirse al campo legendario de antaño, sin mencionarse a las antiguas peonadas.” (...)
“Estos peones aindiados, cruza de blanco con indio, eran domadores, peones de arreos y de tropas, peones de campo, de a caballo, y llegaron a ser buenos puesteros,” (...).
Emeric Essex Vidal en Ilustraciones Pintorescas de Buenos Aires y Montevideo en 1819 sostiene:
“Por lo general, estos pastores son robustos y sanos, especialmente los mestizos, o sea los hijos de españoles e indios. Nunca se les oye exhalar ni la más mínima queja cuando estan enfermos, ni aun cuando sufren los más horribles dolores”.Así se refiere Ventura R. Lynch en Folklore Bonaerense 1806 – 1831: “Este gaucho, que puede decirse el descendiente de dos razas, la blanca y la cobriza, sentía correr por sus venas la ardiente sangre de los andaluces y la belicosa de los querandíes. (...) Valiente, atrevido y generoso, sacrificaba en aras de su lealtad hasta sus más sagradas afecciones”.Mario A. López Osornio en su libro Viviendas en La Pampa manifiesta: “El gaucho constituyó un ente especial dentro de la etnografía americana. Hijo de españoles e indios heredó de ambas corrientes distintas características mejoradas en el mestizaje. Fue audaz, valiente y despierto. Su imaginación fue tan activa como flexible fue su cuerpo adaptado al medio. No tuvo vinculaciones con sus ascendientes genealógicos”.Cuenta Alejandro Magariños Cervantes en Estudios históricos, políticos y sociales sobre el Río de la Plata en 1854: “el gaucho reúne en su carácter mucho de la energía independiente de la raza guaraní, y mucho de la fortaleza de hierro y extraordinario valor de los primeros conquistadores.”.Roberto B. Cunninghame Graham en El Río de La Plata 1870 nos relata las charlas de fogón: “Los hombres que en estos decires se entretenían eran por lo general altos, cenceños y nervudos, con no pequeña dosis de sangre india en sus enjutos y musculosos cuerpos.”Afirma Martiniano Leguizamón en su libro póstumo, La cuna del gaucho en 1939: (...), el gaucho en que se mezcló la sangre ardorosa del español con la brava del indio, supo domar su fiereza salvaje con la boleadora y con la daga de hoja toledana que el conquistador trajo pendiente del cinto, (...) .Según Pablo Emilio Pizarro de su libro Afirmación Gaucha en 1943: “Entendemos, por eso, que los rasgos señalados del “Gaucho” pueden derivarse, pero sólo en parte, de la herencia puramente biológica o de la sangre, por medio de la cual el caudal y el vigor instintivo, la resistencia, la sobriedad y la especial riqueza vital impulsiva de la sangre india y española se trasmitieran acopladas,”.Dice Hugo Chumbita en un artículo publicado en “El Federal” 5/5/06 Manuel Belgrano, por la rama materna, y Juan Manuel de Rosas por ambas ramas, descendían de los hijos de madres guaraníes que trajo Garay desde Asunción para refundar Buenos Aires.”Y de Don Atahualpa Yupanqui traemos la cuarta estrofa de “El payador perseguido”:

Eso lo llevo en la sangre
dende mi tartarabuelo.
Gente de pata en el suelo
fueron mis antepasados,
criollos de cuatro provincias
y con indios misturaos.

Y ahora si, se pueden imaginar, yo soy de apellido Cuenca, y cuando suena un paso doble, se me van las patas. Pero si reviso la memoria, cuando yo era niño, mientras esperaba sentado a que mi madre trajera la comida, golpeaba con los dedos índice sobre la mesa, un ritmo que nadie me había enseñado, y que curioso con el tiempo descubro que ese ritmo era loncomeo.
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Una poesía romántica "Amor Celestial"

Amor celestial

El mar, se muestra imponente,
la tarde en mágico encanto,
desata anciosa su llanto
sobre rubia arena ardiente.
Tu te integras de repente
a esta escena natural,
muchacha tierna y sensual,
como de un cuento de hadas,
que arrebatas las miradas
con tu estampa angelical.

El cielo se ha despejado,
por tu presencia imagino,
y en un azul cristalino
la tormenta se ha esfumado.
Con los párpados cansados
la tarde se va a dormir,
y yo empiezo a presumir
impregnado de hermosura,
que la noche me aventura
dulces sueños por vivir.

Mira el cielo de reojo
con un lucero encendido,
como sintiendose herido
por el fulgor de tus ojos.
Y un ocaso en labios rojos
oculta el sol en tu pelo,
que esta escondido por celos,
y tu rostro reflejado,
es un espectro encantado
con metáforas del cielo.

Asoma la luna llena,
redonda como medalla,
que está admirando en la playa
tus encantos de sirena.
Tu te sientas en la arena
soltando tu pelo al viento,
y yo entiendo en el momento
de caer entre tus brazos
que al fundirme en tu regazo
he llegado al firmamento.
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Una poesía muy dura "El último amigo"

El último amigo

Amigo... no quiero herirte,
pero aunque parezca extraño,
ya el correr de los años
me han hecho endurecer,
y si me aguante hasta ayer
fue por no contradecirte,
pero hoy, vengo a decirte
nos has hecho mucho daño.

Los amigos se alejaron,
no va quedando ninguno,
se fueron yendo de a uno
por tu actitud agresiva,
mientras tus expectativas
en el boliche quedaron,
y tus intentos, fallaron
queriendo arrastrar alguno.

Te acordás del colorado,
fue en apartarse el primero,
y yo, me jugué entero,
defendí tu posición,
no analicé la razón
y pasó lo inesperado,
también se apartó el pelado
el gringo y el misionero.

Todos ellos imagino
se equivocaron, ¿pregunto?,
porque, cerrando este asunto,
los amigos puede ser,
pero ahora, tu mujer
también el mismo camino.
Vos quedate con el vino,
yo veré con quién me junto.
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