La Carreta
Para entrar en este tema, nos debemos remontar al siglo XVIII y XIX y tomar datos de aquellos viajeros que por un motivo u otro atravesaron nuestro querido territorio.
Por Ej. nos dice Alejandro Guillespie en su libro La cultura argentina del año 1806: “este día vi muchas lechuzas, que se meten bajo la tierra, y cruzamos una tropa de sesenta carretas...
Siempre viajan en número para defenderse, pues de otro modo las carretas serían asaltadas por los indios pamperos, que habitan las llanuras de su camino”.
Concolorcorvo (seudónimo) de Calixto Bustamante en su libro El lazarillo de ciegos caminantes del año 1773 dice: “en viajes dilatados, con carga regular de ciento cincuenta arrobas” (o sea:1725 Kgrs.) “la tiran cuatro bueyes, de los cuales los dos de adelante se llaman cuarteros”, los otros dos son pertigueros.
Pero tanto el ya citado Alejandro Guillespie, y otros autores que más adelante estaré mencionando como por ej.: Francisco Millau en su libro Descripción de la provincia del río de La Plata del año 1772 dice: “Lleva regularmente cada carreta tres yuntas de bueyes, y en pasos malos de cuesta o barriales se añaden otras que se llaman cuartas,” claro está que se refiere a cargas de doscientas arrobas (o sea: 2300 Kgrs.).
Y ya que estamos metidos en el tema hablando de bueyes, vamos a hacer referencia de lo que dice Rafael Darío Capdevila en su libro El habla paisana a cerca del buey: “Vacuno macho y castrado,”. Algunos de sus pelajes mas comunes: “el yagüané, el barcino, el osco u hosco, el barroso, y el bayo”. Y un buey corneta es: “Al que le falta un cuerno”.
Continuando con Francisco Millau, la carreta “lleva para su gobierno dos peones, uno a caballo y otro adentro en la parte delantera para manejar la picana con que gobierna los bueyes.”
Este en ocasiones se sienta sobre el yugo en un asiento llamado blandura.
La picana está conformada por una caña tacuara que puesta como en balanza, cuelga de una vara que sobresale del techo de la carreta como un metro y medio, y su sostén se denomina trabilla.
Esta picana puesta en equilibrio sirve para picar los bueyes sin esfuerzo alguno.
También otros autores mencionan la picanilla, cantramilla o contramilla, que sirve para picar los bueyes pertigueros.
Ya que nos referimos al modo de incentivar los bueyes, vamos a ver que dice Juan Carlos Pirali en su libro Historia del transporte en el pago de Dolores a cerca de cantramilla: “Aparato punzante que pendía de la picana sobre el lomo de los bueyes. Al comienzo, el estimulante era sonoro, pero luego se suplantó por uno en forma de pera.”
La carreta se compone de una viga llamada pértigo, que a modo de vara sirve para uncir los bueyes (atar), según Concolorcorvo “unidas con el pértigo por cuatro varas o varejones que se llaman teleras, forman el cajón”, (...) “Sobre este plano lleva en cada costado seis estacas clavadas, y en cada dos va arco que, siendo de madera o especie de mimbre, hacen un techo ovalado”, el cual va cubierto con cuero de toro cosido.
Los costados se cubren con junco o totora y el efecto de enjuncar se llama “quinchar”.
El eje va fijo a la carreta y las ruedas son de aproximadamente tres metros de diámetro.
La construcción no tiene un solo clavo todo es de madera, claro está que esta expresión es para las carretas más primitivas ya que Tito Saubidet nos dice en su libro Vocabulario y refranero criollo: las ruedas “suelen ser de lapacho con grampas de hierro y muchas veces van envueltas en lonjas de cuero para reforzarlas; el eje es frecuentemente de naranjo.”
Según Francisco Millau dice:“Va siempre acompañada la tropa de bastante caballada y una numerosa boyada, entre la que va mezclada una porción grande de terneros, para comer diariamente carne fresca;”.
Las tropas hacen sus paradas de noche cerca de algún arroyo donde se encuentre leña, a excepción de tal o cual paraje sabido. Si el día es sofocante de calor se detienen al mediodía para descansar, y si la noche es clara aprovechan para continuar su marcha.
Siempre aprovechan las paradas para dar cebo a las mazas de las ruedas.
Estas caravanas no hacen más de cinco o seis leguas por día.
Al detenerse las carretas se disponen en circulo formando una empalizada en medio de la cual encienden fuego para asar y ahuyentar las bestias feroces, dos o tres hombres hacen vigilancia mientras los demás duermen en el suelo o en la carreta.
Siempre tienen caballos alistados por cualquier eventualidad.
Según el ya mencionado Darío Capdevila, “La carreta -tal y como fue conocida en nuestras pampas -fue un vehículo de transporte y carga típicamente argentino, que cruzaba la campaña en distintas direcciones. Conducían toda clase de mercaderías, enseres y frutos del país como cueros, lanas, granos, madera, etc. En las expediciones militares o fundadoras de pueblos transportaban los bastimentos y municiones de boca, como también herramientas de trabajo y materiales de construcción destinados a levantar empalizadas y ranchos.”
Según Bartolomé Ronco en su libro Vocabulario de la carreta criolla nos dice en un texto referido a la construcción de las carretas: “Las primeras carretas que recorrieron nuestro suelo fueron exclusivamente de madera, sin hierro alguno, y con costados y techo de paja, recubierto de cueros vacunos, porque su lugar de origen fué el norte argentino, donde, en la época de su origen, no era fácil aplicar otros materiales que los expresados. En cambio, las carretas de la provincia de Buenos Aires, posteriores a las de Tucumán, tenían eje de hierro y argollas y cabezales del mismo metal,”
Darwin observó en 1833 que las carretas de Buenos Aires “eran muy largas y estrechas, pero aun más grandes que las originarias tucumanas de castillo, quinchadas de simbol y juncos,”.
Dice Tito Saubidet: “Según el registro estadístico de la provincia de Buenos Aires, correspondiente al segundo semestre del año 1824, el movimiento de carretas entradas a la ciudad, procedentes de la campaña, era de 11.458 carretas de media carga y 2.591 de carga entera. De las provincias interiores entraron 72 tropas de carretas con el peso de 38.435 quintales” (o sea: 1768 Tn.) “y 82 arrias de mulas con 16.027. Salieron 33 tropas y arrias con 16.674 quintales.” (o sea: 767 Tn.)
Esto es por si alguno le quedan dudas que la patria la hicieron los criollos.
Después de haber citado estos autores les digo que lo que más me asombró, es la descripción que hace Xavier Marmier en su libro Buenos Aires y Montevideo en 1850, él dice: “mastodonte de la carretería, que parece exhumada de las capas seculares de la antigua barbarie gala. Emplean todo un árbol en su construcción, una viga entera para lanza, otra viga para el eje y no sé cuantas ramas gruesas para llantas y rayos de las ruedas, que tienen diez pies de diámetro.
Sobre el eje va colocada una especie de arca gigante como para recoger todas las especies animales en caso de naufragio;” (...) “puede decirse de estas tropas: son los navíos de la pampa.
Un comerciante las fleta en Mendoza o en Santa Fe como si fueran barcos, las carga de maderas, de frutas, de cueros, o de otros productos y las expide a su consignatario en Buenos Aires. Este último las devuelve con cargas de paños, muebles o licores. De esta manera los productos de la industria europea van, desde los muelles de Havre y Liverpool, hasta el pie de los Andes.” (...) “El carretero queda en la plaza sin ocurrírsele ir a ver el obelisco de la plaza de la victoria ni la magnificencia de la calle del Perú.
La carreta es su casa y su almacén. Durante el día trabaja en cargarla o descargarla. Por la noche sirve para dormir.” (...) “Será difícil que en el grupo ambulante falte algún músico que, acompañándose con su guitarra cante alguna canción. Si a este concierto, que a menudo se acompaña con estallidos de risas, se le agrega una botella de caña, todos se sienten felices,”
Y ahora sí, cerrando este artículo les digo en lo personal: !ay¡ si pudiese viajar en el tiempo, no titubearía ni un solo segundo en retroceder hasta entonces para poder compartir con ellos en todas sus alternativas de marcha.
nestor-cuenca.blogspot.com
jueves, 13 de mayo de 2010
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