jueves, 13 de mayo de 2010

Un artículo sobre "Las Pulperías"


Las Pulperías

Hoy nos vamos a meter en la campaña del 1800 y encarar la aventura de atravesar la llanura de entonces. Para eso vamos a viajar cabalgando hacia la historia, y entramos en una gran casa
Delante de la puerta hay una fila de palenques enclavados en el suelo para atar los caballos, al entrar nos encontramos con una combinación de almacén y bar que también funciona como fonda y hasta tiene un cuarto para albergar algún posible viajante. Y es este el punto de reunión de la gente de campo, la parte posterior de la casa da sobre el camino y tiene un cuadrado abierto en la pared protegido por barras de madera, a través del cual el propietario despacha a sus clientes.
Hay allí un gran número de gauchos, son por lo regular altos y guapos, pero tienen en su rostro todos los signos de su altivez y del desenfreno, usan a menudo el bigote y el pelo largo. Visten poncho y chiripa llevando apretado con su faja o ceñidor el infaltable facón de que hacen uso con gran frecuencia.
Son en extremo corteses, nunca beben sin invitar a quienes les acompañan, ellos beben carlón, cachaza o caña coronándolo todo con un poco de ginebra, y al retirarse se tocan el sombrero a modo de saludo a todos los presentes.
Nos sirvieron sardinas, queso, carne asada, uvas secas, pan y vino. Es en estas pulperías donde también se puede comprar todo lo que uno necesite: bizcochos, yerba, baratijas, sombreros, artículos de cuero para caballos y carruajes. Tampoco falta quién se ofreciera de postillón para continuar la marcha, (o sea de guía) para poder enfrentar los polvorientos caminos y empantanadas huellas.
Nosotros decidimos continuar el viaje adentrándonos en la campaña hasta el próximo paraje, ya que estábamos informados de la distancia que debíamos viajar, y después de un largo trecho con los últimos rayos de luz fue que divisamos la casa, además de ver que desde distintos puntos llega un gran número de gauchos, evidentemente este es el momento en que el grueso de la gente se hace presente.
Esta construcción se visualiza desde lejos por que además de estar en un lugar alto tiene un trozo de genero con colores vivos colgado de una caña a modo de aviso.
Muchos vienen solamente para fumar y beber y muchas veces lo hacen sobre el caballo pasando la jarra con caña de mano en mano, por que de este modo pueden dispersarse velozmente si llegan a venir buscando gente para alistarlos al ejército y mandarlos a la frontera.
Estas casas hacen también las veces de posta, y tienen una docena de caballos pastando al fondo, cerca de la casa. En ocasiones organizan corridas de sortija o juego de taba.
Los dueños de pulperías residentes en lugares apartados de todo centro de población, viven al parecer sin ninguna protección ni garantía en cuanto a sus personas y bienes.
De la pulpería salen en ocasiones tres o cuatro hombres juntos acentuando sus pasos, el rastrilleo de las espuelas, suena como chasquidos de grillos. Alguno de ellos medio borracho, pero en un momento todos están a caballo con presteza, y nada de embestidas infructuosas para montar o de tirones de rienda ni de entiesamientos del cuerpo en posiciones desairadas al hallarse ya a caballo, ni tampoco un fuerte golpear de la pierna del otro lado de montar, ¡esto no se ve jamás! entre aquellos centauros que lentamente comienzan a cabalgar. Aquella persona pasada de bebida se mece de un lado a otro, pero el caballo parece sostenerlo a cada balanceo manteniendo el equilibrio merced al firme agarre de los muslos del jinete.
Adentro algunos más confiados ríen mientras se empieza a escuchar el gangueo de una guitarra desvencijada con cuerdas de tripa de gato y remendada con tiras de cuero. Si algún payador se presentara en el momento todos le otorgan el derecho de tocar algunos compases y luego irrumpe con un canto bravío prolongando las vocales finales en la nota más alta que le es posible dar.
Y así sigue esta función donde los gauchos no dejan de convidar alguna copa al músico, mientras tengan un centavo se lo gastan de esta forma, ellos no le dan valor alguno al dinero.
Nosotros pasaremos la noche y de madrugada pensamos continuar con el viaje, a lo que nos aconsejaron llevar pan, por que según ellos mismos las pulperías que están mas alejadas de los pueblos normalmente no lo tienen, y tendríamos que alimentarnos solamente de carne como es costumbre la campaña.
La madrugada ha llegado y para sorpresa nuestra, es la mujer del pulpero quién nos atendió para el desayuno, evidentemente toda la familia participa en estas casas.
Y nos vamos, nos vamos muy lentamente, igual que aquellos gauchos pero en el tiempo, hasta llegar a la actualidad para decirles que: mientras transcurría esta lectura, fuimos utilizando frases de estos autores:

Emeric Vidal............Ilustraciones pintorescas de Bs. As. Y Montevideo en 1819
Carlos Darwin.........Viaje de un naturalista alrededor del mundo 1832-1833
Wiliam Mac Cann....Viaje a caballo por las provincias argentinas 1847
Horacio Armaicnac.Viaje por las pampas de la república Argentina 1861
Ministerio de Educación de la provincia de Bs. As. 1961
nestor-cuenca.blogspot.com

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